viernes, 23 de enero de 2009

Ella despidió a su amor; el partió en un barco en el muelle de san blás. El juró que volvería y empapada en llanto ella juró que esperaría. Miles de lunas pasaron y siempre estaba en el muelle esperando. Muchas tardes se anidaron, se anidaron en su pelo y en sus labios. Llevaba el mismo vestido y por si él volviera no se fuera a equivocar; los cangrejos le mordían su ropaje, su tristeza y su ilusión. Y el tiempo escurrió y sus ojos se le llenaron de amaneceres y del mar se enamoró y su cuerpo se enraizó. En el muelle sola.. sola en el olvido, sola... sola con su espíritu, sola... con su amor el mar sola. En el muelle de san blás su cabello se blanqueó pero ningún barco a su amor le devolvía y en el pueblo le decían, le decían la loca del muelle de san blás. Una tarde de abril la intentaron trasladar al manicomio; nadie la pudo arrancar y del mar nunca jamás la separaron. Se quedó sola, sola se quedó, se quedó con el sol y el mar. Se quedó ahí, se quedó hasta el fin, se quedó ahí, se quedó en el muelle de san blás....

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